martes, 12 de febrero de 2008

Más allá de las cofradías

Hace tan sólo unos días, una persona me preguntó sobre "como me caían" un grupo de gente a la que conozco desde hace poco tiempo. En aquel momento, le respondí con lo primero que se me vino, no a la cabeza, sino al corazón. Que si "eran gente muy apañá" , que si "he conectao muy bien con ellos", que si "se les ve muy buena gente", y que "como yo enseguia le cojo cariño a la gente pues si q me llevo bien con ellos y me caen bien"... Ya digo, palabras salidas más del corazón que de la cabeza, pero al fin y al cabo, eso es lo verdaderamente importante ante este tipo de cuestiones.

Pensando precisamente en esa conversación, y en esa respuesta, me doy cuenta que para los cofrades, esto de las hermandades es mucho más que una parihuela bajo la que meterse a hacer ejercicio, una serie de actos a los que acudir las noches de frío, o unos videos o cds con los que disfrutar en pleno mes de agosto... Porque, ¿a quíen de vosotros las cofradías no le han dado el cariño y el afecto de un grupo de amigos? Quién de nosotros, no ha sido regalado por el mundo de las trabajaderas, las cornetas o los cultos, por una, dos, tres... o cinco personas de esas con las que llegas a identificarte y haces incierta la frase aquella de que "la familia te la dan pero los amigos los escoges..." No, en las cofradías muchas veces no escoges a los amigos, los amigos te llegan ya dados por la cofradía. Supongo que el que en la Cruz va clavado y la que el pañuelo de penas y encajes sostiene... tendrán mucha culpa. Y ese es su encanto también... Que luego te puedes llevar desengaños, es cierto. Que siempre alguna persona no llega a ser lo que tu esperabas, más verdad todavía. Pero, no me digáis que no merece la pena tener un amigo ahí donde los kilos de la devoción caen, los redobles de los tambores son más redobles... o la pantalla del ordenador llega a oler, incluso, un poquito a incienso...

Más allá de las cofradías, de las bambalinas, de los bordados de realce, de las fajas, los costales, las rampas con escalones, los respiraderos, las trabajaderas, las marchas, el incienso, los nervios por la lluvia, los oros, las platas, las Vírgenes que lloran y los Cristos que mueren... y luego Resucitan... Más allá de todo eso, existe y está, el nombre de un amigo, los nombres de unos amigos...

A veces pienso que si de verdad nunca podré olvidar como Ella, desconsolada doblaba la esquina en su palio... es gracias a mis amigos. Tal vez todos esos momentos inolvidables vividos entre cofradías, sean inolvidables precisamente porque los vivi junto a ellos.

Siempre tendremos en nuestras vidas un fondo de candelería de paso de palio, de novia cogida al brazo en una bulla o de cornetas y tambores redoblándonos por la calle de los recuerdos. Siempre tendremos dentro ese aire de nazareno de barrio, esas ganas de aguardar en la puerta horas para deleitrarnos con el milímetro que falta para que se produzca el roce milagroso entre la flor y la piedra; esa nostalgia de ensayo tantas veces vidido; ese aroma a incienso que se nos quedó entre las ropas... y de prisa en los pies para estar en tres sitios a un mismo tiempo.

Siempre tendremos en nuestra vida algo que va más allá de las cofradías... tendremos a un amigo... Redentorista... pero un amigo...


(Para Christian, Alberto y Raúl, esperando poder ir con vosotros más allá de las cofradías).

1 comentario:

Canijo dijo...

Fernando, lo mismo digo, que lo que una el el lazo de la amistad que no lo rompa nadie ....