lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Quién soy yo?

Es importante que nos preguntemos quienes somos para valoranos como personas.

¿Quién soy yo?: El valor de la persona y la autoestima

"Persona" es un concepto muy usado, pero al que se le han dado diversos sentidos, incluso contradictorios entre sí, de tal modo que la valoración y el trato a las personas dependen de la concepción que tengamos de dicho concepto.

Etimológicamente, viene del griego “prosopon”= rostro, cara, figura: la máscara que usaban los actores de teatro. Fue la reflexión cristiana la que dio, en nuestra cultura occidental, toda la riqueza y profundidad a este término, partiendo de que cada hombre es una imagen única e irrepetible de Dios, y de ahí el valor y la dignidad que cada hombre tiene: es un ser capaz de amar y de pensar, de ser libre y responsable de su propio destino.

Cuando tenían 15 años estaban influidos por los cambios tan rápidos que experimentaron. Sus inquietudes, sus sentimientos cambiantes hacían de ustedes mismos su principal problema, con el paso de los años se va teniendo una idea más clara de sí mismo y de la relación con las demás personas. Se va adquiriendo más habilidad para comunicarse, para escuchar, para hablar de sí mismo y para expresar los sentimientos, se va adquiriendo la capacidad para dar tus propios puntos de vista.
Este tiempo de búsqueda es un proceso que se lleva a cabo con el avance de la edad, es un momento muy importante empezar a descubrirse como personas para poder considerar a los otros como personas, a cuestionarse sobre ¿quién soy?, ¿cómo soy?, ¿a dónde voy?, ¿de dónde vengo?.
Es importante auto conocerme (¿Cuáles son mis debilidades, defectos, aptitudes, actitudes, valores, aspectos positivos, negativos?) para poder tener como plataforma la seguridad en mí mismo y para relacionarme con los demás.

Existen 3 aspectos importantes que integran a la persona humana: el físico, el psíquico y el espiritual. Estos aspectos no están desarticulados, sino más bien, están integrados y armonizados entre ellos.
1. Aspecto físico (mi cuerpo): Abarca todo lo relacionado con mi cuerpo y mis instintos, por ejemplo: dolor, hambre, sabor, placer, tacto, sexo, etc.
2. Aspecto psíquico: Abarca mis sentimientos y emociones, como amor, alegría, rencor, tristeza, entusiasmo, enojo, etc.
3. Aspecto espiritual: Abarca mi inteligencia y voluntad; por medio de estas dos herramientas puedo aprender tantas cosas de la vida como de la escuela, pero lo más importante es que por medio de ellas puedo pensar, analizar, saber qué es lo que me supera y me destruye, cuáles son mis ideales y valores a fin de trabajar por conseguirlos y fomentarlos.

Ninguno de estos aspectos es más importante que los otros. Los tres son muy importantes y deben de estar en armonía. De esta armonía va a depender la madurez de la persona.

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