miércoles, 5 de junio de 2013

García Lorca, cruz guía de Santa María de la Alhambra

Hoy 5 de junio, 115º aniversario del nacimiento del poeta granadino Federico García Lorca recordamos la relación que guardó con la cofradía de Santa María de la Alhambra.

El 26 de marzo de 1973 apareció en la prensa local un artículo firmado por Rafael Gómez Montero en la sección que Ideal titulaba Andar por Casa. Luego lo hemos visto reproducido en el ABC de Sevilla el 18 de mayo y de nuevo la vimos recogida en la obra de Vila San-Juan, García Lorca asesinado: toda la verdad. Parece ser que esta anécdota curiosa la quiso mantener en silencio el hermano de la cofradía José Martín Campos pero no deja de ser interesante como una faceta más de las muchas que envolvían la personalidad del inmortal poeta granadino.


Pagó con creces su inocencia en Víznar pero es que además tuvo el valor de llevar en procesión y como promesa a la Virgen una pesada Cruz de Guía de la Cofradía de Santa María de la Alhambra, descalzo y con la cabeza cubierta. Tal hecho ocurrió en la Semana Santa de marzo de 1929. Imaginamos la fortaleza física necesaria para bajar y subir luego, tras larguísimo itinerario, las cuestas de la colina roja y pisar descalzo los chinos de la explanada en la Puerta de la Justicia; aquel muchacho de familia bien que algunos tomaban por blandito y de merengue.

Fue un favor que pidió, salir de penitente, y un favor que le hicieron, puesto que ni era cofrade entonces ni tenía traje de penitente, lo cual iba contra las normas. Su petición fue anónima pero la sorpresa vino cuando se presentó en persona en la sacristía y advirtieron los cofrades que se trataba del poeta García Lorca. Tras una reunión con el hermano mayor de la Cofradía, Felipe Campos de los Reyes, se arbitró la fórmula de que saliera llevando la cruz de guía y con la cabeza tapada. No se podía negar a nadie que solicitara salir en la procesión como promesa a la Virgen.


Dice el autor del artículo, el inolvidable Rafael Gómez Montero, que, al finalizar la procesión, Lorca dejó la cruz en un rincón de la sacristía y sin despedirse de nadie dejó escrita una breve nota en la que se leía "que Dios se lo pague". A los dos meses García Lorca firmó el Boletín de inscripción en dicha Cofradía de Santa María de la Alhambra, con fecha de 20 de mayo de 1929 y con una cuota mensual de una peseta.

No hay duda de la devoción que Lorca debió sentir por la Virgen, por lo menos en alguna etapa de su vida. En su obra abundan las alusiones religiosas a la imaginería popular. En 1924, con 26 años, dibujó aquella Virgen de los Siete Dolores a la que parece ponerle de fondo el Sacromonte; al fin y al cabo tuvo una educación cristiana que aparece en algunos de sus poemas, aunque quede lejos de la añeja beatería de la época. Recuérdese que sus primeros estudios los hizo García Lorca en el Colegio de los Escolapios de Almería de donde saltó luego al Colegio del Sagrado Corazón de Jesús de Granada, acogido a la educación fomentada por los jesuitas y regentado por don Joaquín Alemán que, según palabras del profesor Orozco Díaz (Semblanzas granadinas), era hombre de espíritu e ideas conservadoras.

Fuente: Granada Hoy

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