Inaguramos nueva sección de nuestro blog hablando de los escultores de nuestra Semana Santa andaluza, todos los jueves de la semana atacaremos un nuevo escultor e imaginero, como humanos nos dejaremos cosas en el tintero, datos, imágenes etc. si en algún momento quereis hacer un aporte fotográfico o de cualquier tipo podéis mandármelo a Rogeliogarciatoro@gmail.com.
Hoy comenzamos esta andadura con el imaginero andaluz Domingo Sánchez Mesa
Durante la historia de la imaginería religiosa, y del
Arte
en general, siempre ha sido de justicia destacar a los mejores
representantes de cada época por su saber hacer, su técnica, dedicación,
innovación, o por
causas diversas que hayan supuesto una renovación o un hacer distinto
respecto a los estilos
existentes, y que los hacen situarse en un lugar privilegiado así como
gozar de
un gran nombre y reputación de los amantes del Arte.
Pero ahora bien, donde hay cara encontramos también una
cruz, y en este caso me refiero a los célebres artistas que, por diferentes
motivos, no han alcanzado la reputación merecida y han quedado en el olvido
total o parcial y relegados a una inmerecida segunda fila. De esta gran lista de
autores devaluados me parece curioso el caso de uno de los más importantes
imagineros contemporáneos: Domingo Sánchez Mesa.
Atendiendo a datos biográficos, destacaríamos su nacimiento
en el pueblo de Churriana de la Vega (Granada), su aprendizaje en el taller de Eduardo
Espinosa Cuadros y su posterior traslado a Granada,
a la edad de 30 años, donde su taller se asienta y toma prestigio y del cual
empiezan a salir imágenes para toda Andalucía hasta su muerte en
1989.
Pero lo que sin duda nos interesa es su obra artística. Domingo Sánchez
Mesa imprimía a sus imágenes el clasicismo de la escuela granadina
dieciochesca, a la vez que hacía patente en las mismas muestras de un gran
modernismo, como se puede observar, por ejemplo, en el tallado de la barba del Cristo de los Estudiantes de la localidad
malagueña de Vélez-Málaga, el cual está hecho sin modelado aparente y con un
rudo uso de la gubia pero con un previo estudio efectista con el que elimina así
los retorcidos mechones tan típicos de centurias anteriores.

Otro apartado a destacar de Domingo Sánchez Mesa es su profundo
estudio de la anatomía de las tallas que realizaba, principalmente en las de imágenes
cristíferas, en las que la musculatura y el estudio de las posiciones se hacen
patentes al observar sus obras. Valga como ejemplo de lo anterior la imponente imagen de Jesús del Gran
Poder, también de Vélez Málaga, para muchos la obra cumbre del artista granadino, en la que nos
presenta una imagen de un joven varón totalmente caído en el suelo por el peso
del madero y que levanta la mirada implorante al cielo lo que hace al que lo
contempla sentirse partícipe de la escena.
Tanto en dicha imagen como en el Cristo del misterio
de las Angustias de la misma localidad -gran desconocido dentro de la
producción de este imaginero pero de gran fuerza, realismo y precisión
en su ejecución- o en el Cristo de la Expiración de Granada, vemos la
exhaustiva elaboración de las
manos -que, en el caso del Nazareno, se muestran en tensión aferradas a
la superficie rocosa que actúa
como suelo- y de los pies, entrelazados en los Cristos de las Angustias y
la Expiración, y perfectamente anatomizados en todas estas esculturas
procesionales.
Respecto a las imágenes marianas de Sánchez Mesa,
poseen un característico estilo en el
que la pena y la seriedad se unen en un estilo neobarroco que imprime
en ellas
una expresión que es la firma artística de su autor. Sánchez Mesa
representó
en su mayoría mujeres maduras, de rostro mayoritariamente redondeado y
perfiles rectos y alargados, caracteres todos ellos claramente
representantes de los cánones granadinos.
En resumidas cuentas, este imaginero contemporáneo,
al que pienso que no se le tiene el suficiente reconocimiento, supo aunar
la modernidad con la tradición de los cánones barrocos y supo conjugar en el
mismo pretérito belleza, elegancia y un profundo estudio de fondo en sus obras.
Por todo ello, Sánchez Mesa no merece una segunda fila.

Fuente: La Hornacina
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