Un año estando ya todos los costaleros de la Macarena en el lugar de encuentro para la madrugá, llegó un señor con su costal bajo el brazo y vestido de costalero Macareno. Nadie lo conocía y por supuesto no estaba en la igualá ni había ensayado. Al verlo, Antonio Santiago le preguntó que por qué estaba allí Este hombre le contestó que tenía que sacar a la Macarena. Como era de esperar el capataz le dijo, mire, la cuadrilla está completa, venga a la igualá el año que viene y ya veremos. El hombre insistía en que tenía que sacarla y que iba a estar cerca de la Virgen toda la noche.
Como cada año la Macarena salía a las calles de Sevilla a realizar su estación de penitencia. Este hombre fiel a su promesa siguió cerca del paso.
Todo trascurría con normalidad, hasta que ya de regreso se lesionó un costalero del paso de palio.
Años mas tarde aún nadie sabe quién era este hombre ni de dónde salió.
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