Muchas cosas han cambiado desde entonces y y no me equivoco al decir que miles de personas han podido pasar junto a las plantas de sus titulares. Desgraciadamente no todas siguen en la hermandad aunque sigan teniendo estas advocaciones en su corazón. Que el Santísimo Cristo de la Redención y Nuestra Señora de la Salud nos guíen y nos hagan sentir el verdadero fin de una hermandad y no olvidar nunca el sentido que tiene ésta ya que muchas veces quedamos cegados por absurdas disputas y materialismos. Que ésta y todas las hermandades lleguen a cumplir su fin y los hermanos nos mantengamos unidos y simplemente demos ejemplo cumpliendo el mandamiento que Cristo nos dejó "Amáos los unos a los otros como yo os he amado".
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