domingo, 2 de marzo de 2008

Recordando al Zaidín

Bueno, como estamos en época de pregones y carteles, me he tomado la licencia de subir algunos fragmenos dedicados a la hermandad de los Salesianos del Pregón del Zaidín del año 2003:

"A la Gloria o al Zaidín,
al Zaidín o a la Gloria?

Las calles ya lo preguntan
y los ríos se interrogan,
si del Genil al Monachil
confluyen todas las horas.

¿Dónde comienza la vida,
donde la vida se inmola;
donde los ángeles sueñan
palios con brazos de cola?
¿En la Gloria o en el Zaidín
en el Zaidín o en la Gloria?

¿Dónde las iglesias tienen
campanas que redoblan
ante toda la belleza
de la que es Nuestra Señora?
¿Dónde los ríos se juntan
y los vergeles conforman?
¿Dónde está Cristo caído
y una Luz todo transforma?
¿Dónde las lanzas transpasan
costados, y sangre brota?
¿Dónde está la Redención
que se hace salvadora?

¿En la Gloria o en el Zaidín,
en el Zaidín o en la Gloria?

¿A dónde caminan los pasos,
dónde se pierden las horas?
¿Dónde van las madrugadas
que despiertan a deshoras?
¿A la Gloria o al Zaidín,
al Zaidín o a la Gloria?

Y un ángel que ha llegado
y nuestras almas custodia,
al llegar a este barrio
encuentra escapatoria
y dice que el cielo espere
que el tiene aquí su victoria
que se queda en el Zaidín,
que es como estar en la Gloria".


"Y será Jueves Santo en Granada. Las escaleras que dan acceso a la Iglesia de María Auxiliadora tendrán clavadas en sus escalones las miradas de las miles de personas que esperan ansiosas la salida de la cruz de guía. El año pasado, tuve la ocasión de vivir junto a vosotros, hermanos de los Salesianos, los nervios que conlleva la puesta en la calle de la cofradía. Y tengo que reconocer, que lo que más me sorprendió, como contaba luego durante la retransmisión para televisión, era la enorme marea humana que lograba llenar por completo todas las amplias calles desde las que se divisa la salida de la hermandad. Y pude observar, como al avanzar cadenciosamente esa maravilla artística que estáis consiguiendo realizar y que es vuestro paso procesional, la gente ponía en sus labios una oración conmovida ante el Cristo de la Redención, mientras el bullicio sonoro se confundía con un rumor apagado y acompasado de suelas de esparto bajo los faldones, y el humo blanco y celeste que aromaba la calle de liturgia a cada balanceo, jugaba a barrocos caprichos en su escalada a las alturas donde un Cristo aparecía muerto y con la cabeza agachada. ¿O estaba simplemente dormido en la tarde zaidinera?

Redención es tu agonía,
la que ahora va matando
en esta noche sombría
y todo está consumado.

Redención, el clavel se alía
contigo y te va llenando
de olor cuando vas pasando
la frontera de tu muerte
y Granada va llorando.

Redención, todo se acaba
al ver como vas pasando
y sentirte ya sin vida
derramada en tu sudario;
y quisiera pensar ahora
que no te hemos matado
y que solo vas dormido
en tu sueño salesiano.
Por eso yo te lo pido
ahora que estoy pregonando:
Redención déjame verte
la muerte que vas soñando".


"Va a entrar la cofradía. Es el barrio, que aunque esté a dos pasos del centro sigue siendo el barrio. El que la noche del Jueves espera casi a oscuras que aparezca una cruz de guía camino de los Salesianos, para encenderse en antorchas y bengalas que celebran que ya están de vuelta a casa. Y hay comprensión y sintonía en los presentes con la Hermandad que vuelve pausada y recogida, pero con ganas de reencontrarse con sus calles y sus gentes. La Avenida de Cádiz, la calle Almuñécar o la calle Rodríguez de la Fuente, recogen al pueblo expectante. De la cancela a la puerta, todo se enciende saludando a la cofradía. Huele a incienso que se ve envolviendo el paso. Y una saeta, así parece más honda.

Y al final, cuando se levanten los faldones y emocionados comiencen a salir de las mismas entrañas del paso los hombres, o mujeres, que durante largas horas hicieron el mayor de los esfuerzos para devolver a la ciudad todo el amor de unos ojos vidriados, o toda la belleza de la Pasión o Muerte del Hijo de Dios, llegará el momento de la última mirada hacia su paso, de la última oración de la noche, de la última lágrima emocionada y de la primera promesa para estar con ellos, llevándolos por Granada, el año que viene. Porque el barrio del Zaidín, puede sentirse orgulloso de sus costaleros. Esos hombres y mujeres del sacrificio constante, que nos regalan cada año la maestría de su andar supremo".


... Otro día mas

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