No procesionaste en la Magna y tenías tus motivos. Salud y Luz marchaban camino a Granada y faltabas Tú para contemplar la estampa perfecta de un barrio unido tras su Madre, pero no quisiste dejar solo al Zaidín y te quedaste en tu altar recibiendo a todo el que te visitaba. Muchos te echaron de menos en la calle, tu palio burdeos buscaban y es que no sabían que Tú al Zaidín guardabas.
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